Lo que me dijo el abedul
Me dijo el abedul: Estoy limitado en la forma, pero no en el espíritu. Si miras bien, verás a Dios entre mis ramas, en mi tronco y en mis hojas. Pero lo que ves oscurece tu visión. Lo que tú ves actúa como un velo que te impide ver realmente. Lo que ves no es más que el reflejo de tu propia inconsciencia, y lo será mientras sigas atado a tu individualidad, mientras no hayas entregado todo tu ser a las estrellas, mientras pienses que todavía puedes existir.
Existir, la gran ilusión. Tú no existes, yo no existo, ninguno de nosotros existe. Solo cuando seamos conscientes de la no existencia podremos ver realmente. Aunque cuando se llega a ese punto, ya no hay persona alguna que ver porque ya no hay distancia entre el que ve y el que es visto, ya no hay nada que ver, nada que experimentar, hay existencia común y simultánea. Solo está la libertad última, la libertad de ser y de ya no existir.
¿Por qué quieres distanciarte? ¿Por qué quieres separarte? ¿Para asumir tú solo la responsabilidad de todas las prerrogativas del Universo? El Universo no lo permitirá. Si lo haces, también tú te perderás, y serán vanos tus intentos de volver a encontrarte. Solo obtendrás sufrimiento, desesperación y muerte.
Y, así, te morirás a menudo, hasta el momento en que, habiéndolo abandonado todo, incluso el sentido de tu propia individualidad, acabes encontrando…el abedul que yo soy…en ti.
Prefaci del llibre “La Libertad de Ser. El camino hacia la plenitud” de Annie Marquier